Perdón, pero… ¡inclusión las pelotas! #Accesibilidad #Catarsis

La verdad que hoy estoy indignada. Perdón por el exabrupto del título pero me harté.

 

Hoy salí al centro porque tenía que ir a hacer un trámite que requería mi presencia sí o sí, así que conseguí que me viniera a buscar mi amiga Isabel en su auto (porque no tenía plata para el taxi) y me acompañara a la Cooperativa Eléctrica de Trelew.

¿Vieron cuando una se levanta de buen ánimo, con ganas de hacer cosas, y todo - y todos - se confabulan para arruinarte el buen humor y de paso, la mañana? Bueno… Eso pasó hoy.

Paso a contarles como viene la mano.

Desde el año pasado están “hermoseando” la ciudad de Trelew. Supuestamente están arreglando veredas, re pavimentando calles y poniendo “linda” la ciudad.

Quisiera saber qué entienden los que planearon estas obras por “hermoseando”, porque por lo que se aprecia, si eso es “hermoso”, me parece que sus gustos están un poco atrofiados.

En fin, ponele que sus gustos no sean mis gustos (?). Cada uno tiene distintas maneras de ver la hermosura, pero si “hermosear” la ciudad implica hacerla INACCESIBLE (si, con mayúsculas, porque estoy levantando presión y la voz) para los que andamos en wheelchair/silla de ruedas, pero… ¡Misión cumplida, muchachos de la Municipalidad de Trelew!

¿Por donde empiezo a “felicitar” la “hermoseada” de las veredas?

Obviamente que es una pregunta sarcástica e irónica.

Vamos con las rampas de las esquinas. Que yo sepa, las rampas para sillas de ruedas tienen que estar construidas de manera tal que permitan que vos subás a la vereda (o accedas a un edificio) sin inconvenientes, es decir que no tenga que “subir” un desnivel y después acceder a la rampa propiamente dicha.

Lamento informar que las rampas “hermoseadas” tienen un desnivel de 5 cms (o más) entre la rampa y la calle. Seguro algunos dirán: “pero es un “escaloonciitooo”, pero ese escaloncito es lo que hace INACCESIBLE una rampa, ya sea de las veredas o de los edificios.

Otra. Bajás el escaloncito de la rampa y te encontrás con una especie de cuneta y después tenés que subir al asfalto de la calle propiamente dicha. Es decir, no vengas medio embalado porque tal vez sortees el escaloncito, pero terminás besando el suelo cuando se te clavan las ruedas de adelante de la silla de ruedas en la cuneta y te vas de jeta (de boca, de cabeza) al piso.

Yo tengo la bendición de que mi Retoñor la tiene tan clara que sabe como manejarme en este tipo de situaciones “ramperiles-cuneteriles” de las callecitas de Trelew. Más de una vez he quedado “parada” por una fracción de segundos cuando la silla de ruedas se traba en la cuneta y mi hijo hace un movimiento ninja para evitar que termine besando el piso.

Sigo.

No hablemos de las veredas. Las que están “hermoseadas” tienen unos baldosones todos ásperos. Al principio es muy “simpático” que te vibre toda la silla de ruedas, pero llega un momento en que hacés un par de cuadras y te morís de odio. Entre las maniobras que hay que hacer en las rampas y las veredas con baldosones ásperos y otras que están rotas, llega un momento en que el instinto asesino empieza a aflorar y querés pasar por encima con la wheelchair/silla de ruedas al Intendente, a los de Obras Públicas y a todo el mundo que se estaciona en las rampas; a los que no te dan el paso, y sobre todo a los que creen que por estar en silla de ruedas podés esperar “sentada” que terminen de hacer sus cosas.

Superado el deseo de matar a todo el mundo, viene el tema de la entrada a los edificios PÚBLICOS, o sea para todos y para todas.

Hoy le tocó a la Cooperativa Eléctrica de Trelew.

1º. - La rampa de acceso al lugar de atención al público es ideal para hacer deportes extremos. Ah! Y si subís y bajás muchas veces, terminás con unos bíceps de tamaño baño, envidior de Arnold Schwarzenegger y de cualquier fisicoculturista medalla de oro. Empinada como ella sola, ¡que lo tiró! Casi 70º de inclinación. ¡Posta! Y si tiene 50 cm de largo miento. Tiene menos. Pero eso no es nada, sigo.

2º. – La puerta de acceso angosta como ella sola. Mide 70 cms. Mi silla de rueda mide 68 cms y es chica, tuve una de 70 cms y esa no hubiera entrado, directamente. Tuve que ponerle vaselina (aceite) a la wheelchair/silla de ruedas para que pasara por la puerta. Sin contar que hice unas maniobras ninjas para empujar la silla y entrar sin apretarme las manos con la puerta, literalmente. Y ojo, que mi amiga Isabel me empujaba, pero yo la tenía que ayudar porque era tan empinada la rampa que costaba subir.

3º. – Ya pude, milagrosamente, entrar. ¿Y con qué me encuentro? ¡Otra rampa! ¡Otro deporte extremo! Acomodando la wheelchair/silla de ruedas para poder bajar entre la gente que estaba clavada al piso y evitando pisar dedos chiquitos de pies discriminadores que no se querían mover para que yo pase.

Eso sí. A pesar de las miradas asesinas de gente discriminadora, de uno que casi me tira de la silla de ruedas para pasar él primero porque decían el número que tenía en la mano (que igual lo iban a atender porque había pegado el alarido de “acá, acáaaa”), el señor empleado de la Cooperativa Eléctrica me llamó y me atendió primero.

Les aseguro que quise darme vuelta y tirarles la lengua (la mía) haciéndoles burla al son de: ♫♪♫♪ Lero lero, me atendieron a mi primeroooo… ♫♪♫♪♫

¡Ajajajaaa!  

Y si, Gente, me Río de Janeiro. Llega un momento en que si no me tomo con humor lo que me pasa, ya estaría internada en un neuropsiquiátrico o presa.

Ah! No saqué fotos porque casi siempre me las arreglo para sortear los obstáculos y no llevé la cámara, pero como seguro que voy a tener que volver, prometo sacar fotos, si es que no me leen antes (?) y arreglan todo, ¡ajajaa!

Sacando lo de tomarme todo con humor, realmente me sentí DISCRIMINADA. No puede ser que no pueda salir ni a dar una vuelta al centro porque las veredas, los edificios, los negocios, las calles, todo… todo está diseñado para que los que andamos en wheelchair/silla de ruedas nos quedemos en casa, como parias, sin acceso a transporte público, al cine, a una confitería, a un edificio público.

Hablan de inclusión… Perdón, pero… ¡inclusión las pelotas!

Encima algunos de los craneotecas que están en la parte de Discapacidad de la Municipalidad (y seguro que del gobierno de la provincia también. No, no son discapacitados… ¿O sí? Je, chiste) piensan que no se puede lograr una ciudad accesible, que es imposible, que ninguna ciudad del mundo es totalmente accesible.

¿Perdón? Hay ciudades que son accesibles. Hay lugares que obviamente por su arquitectura o por su cultura no fueron pensados para incluir a personas con discapacidad, no solo motriz sino visual, pero los gobernantes que muestran empatía tratan de que de alguna manera uno pueda sentirse incluido. Tengo una amiga en Facebook que está en silla de ruedas y ha viajado por Europa y Estados Unidos. He visto fotos. Increíble los paisajes y los lugares accesibles que hay y que ella disfrutó en sus viajes.

Si se quiere, se puede, gente.

Si los gobernantes quieren y se ponen a hacer las cosas bien, se puede.

La culpa en parte es nuestra, los que estamos en silla de ruedas, porque de sólo pensar en los obstáculos que vamos a encontrar cuando salgamos a la calle, para no hacernos mala sangre – al menos yo me pongo furiosa, me indigno – preferimos quedarnos en casa. Es más, yo para salir tengo que tener quién me lleve y me traiga, o tener dinero para pagar un taxi. NI HABLAR de transporte público adaptado. Y eso que prometieron que en Marzo (y que ahora que pienso, nunca aclararon el año, je… ), la línea de colectivos de mi ciudad, iba a poner una – UNA – unidad adaptada para transportar a personas con discapacidad. Sentada espero.

En fin.

Yo lo único que digo es que si las cosas no cambian, voy a llamar a mis amigos. (?)

 

 

¡Ajajajaaa!

 

 

Listo. Ya hice #catarsis. Me voy a ver unas series porque estoy #ingánica y me lo merezco. (?)