Aunque ayer mi amiga “tuitera” Carolain @_carolina_k decía que admiraba mi buen humor, yo le contesté que no era tan así:
Y digamos que si bien amanecí ingánica y después de que mi Retoñor se fue al colegio volví al sobre (a la cama), cuando me desperté al medio día (ya les dije que amanecí ingánica, el que avisa no traiciona, juas! ) y empecé a escuchar a sobri-retoñito, hijo and autor de mis días quejarse del calor que hacía, de solo oír la palabra CALOR ya me puse chinchuda.
Si señoras y señores, yo odio el calor. Ok no, no lo “odio”, digamos que lo aborrezco.
Y si bien antes del accidente se puede decir que “toleraba” el calor porque me iba a la playa cuando quería, nunca fui muy fana del calor o el verano.
Eso si, otro cantar sería si viviera en la playa, en una casita al ladito del mar. Ahí negociamos mi amor al calor y al verano.
Imagen del blog “Estilo rústico”
En fin, aunque ya me he quejado del calor desde que empecé a escribir en mi blog, el público se renueva (¿?) y seguiré quejándome.
Y mientras escribía este post, ¿qué puede haber pasado mientras estaba editándolo? ¿A ver? ¿Adivinen?
Seeee, se me cortó #speedy…
Es la 2º vez en el día. Los de @TelefonicaComAr amenizan mi jornada calurosa dejándome sin conexión a Internet.
¡Obvio que me quejé en Twitter! En Facebook no, estoy ingánica.
Y después pretenden que no ande quejosa o me ponga violenta.
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