Una #madre piola. (Si, yo, obvio, ¡ajaja!)

Si Gente, aunque nadie me lo diga, yo soy una #madre piola, ¡sépanlo!

A ver, desasnémonos:

Piola: dícese que una persona es piola cuando es simpático o tiene entendimiento de una situación, es experimentado, o es sensato y simpático a la vez. Por extensión, se llama piola a todo objeto o toda situación grata o conveniente. La etimología de esta palabra procedería del habla gauchesca: se llamaba "piola" a todo el que era muy diestro o hábil en cabuyería (confección de nudos, lazos, reatas), es decir en el manejo de las cuerdas o sogas llamadas familiarmente "las piolas" (tener en cuenta que en el habla rioplatense también existe la palabra "piola" con el significado de una cuerda sencilla y de poco diámetro). [Wikipedia.]

¿Y por qué soy una #madre piola? Paso a detallar.

Lunes por la noche, sentada en la compu en el escritorio, mientras pasaba el antivirus por la PC tratando de ver si había algún virus que estuviera interfiriendo en la conexión de Internet tuve esta conversación con mi Retoñor, digo, mi hijo . (Lo de los virus que interfieren con la conexión de Internet ¿? son palabras del técnico de Speedy vertidas de su boca cuando vino la última vez a solucionar el eterno problema que tengo con la banda ancha que me proporciona Telefónica de Argentina, que aviso a dicha empresa que me están cansando porque todos los fines de semana tengo cortes en la conexión, y ayer lunes me volvieron más loca de lo que soy cuando durante TODO el día tuve problemas para navegar por Internet).

Decía, sentada (cuack! ) frente a la compu le digo a mi adolescente hijo:

#Madre Piola – ¿Qué tenés mañana hijito? – Preguntando por las materias del colegio.

Hijo adolescente – 2 hs de Lengua, 2 hs de Sociales y 3 hs de Matemática, ¿por qué? -

#Madre Piola – Porque podríamos hacer de cuenta que nos fuimos de mini vacaciones y no levantarnos mañana temprano… – Recuerden que esta semana tenemos jueves y viernes feriado por Semana Santa.

Hijo Adolescente – Podríamos, ¿no? -

#Madre Piola – Podríamos… – Y nos reímos.

Esa conversación fue antes de que se fuera a sus aposentos. Como a las 23 Retoñor saca a Felipe (nuestro pastor alemán) a hacer sus necesidades y cuando entra me dice:

Hijo Adolescente – ¿Y? ¿Qué hacemos? -

#Madre Piola influenciada por la madre responsable que hay en mí – No sé Hijito, tenés toooda la mañana completa… – Hay días que tiene menos horas que otras, no me pregunten porque…

Hijo Adolescente – Ufa, ¿entonces qué hago? – Ya había entrado en escena hijo adolescente rebelde sin causa como la madre.

#Madre Piola luchando contra Madre responsable – Bueno, qué se yo… -

Hijo Adolescente rebelde sin causa dándome un beso – Má si, mañana me levanto y voy, ¡qué tanto! – Si, hijo adolescente rebelde sin causa pero responsable y amoroso, ¡ajaja!

En fin. Yo me quedé chusmeando algunas cosas en la computadora aprovechando que tenía conexión a Internet, cuando me di cuenta, eran más de las 2 de la mañana y ya me veía con los ojos pegoteados, levantada a las 7 am preparando desayuno a Hijo adolescente responsable. Entonces me fui a mis aposentos.

6:50 suena despertador. Me despabilo y paro la oreja para escuchar si estaba prendido el calefón, señal que Hijo adolescente responsable estaba bañándose. Nada. Presto más atención y me pareció escuchar algo, así que me levanté. Termino de sentarme en la wheelchair (silla de ruedas), hago marcha atrás para enfilar hacia la puerta y siento:

“Maaaaaaa (susurrando desde la escalera porque tiene su habitación en la planta alta), no voy a ir a la escuela, ¿sabés?”

Me caiiiigo y me levanto de la wheelchair, ¡ajajaa!

 

“Ok, hijito, andá a dormir y levantate más tarde.” Respondí como buena #madre piola que soy y me fui a dormir de nuevo.

 

¿Soy una #madre piola o no? ¡Ajajaa!

 

De por sí ser madre es una tarea que hacemos utilizando puro instinto y amor.

Ser madre de un adolescente es una tarea que aparte de instinto, amor y empatía, hay que utilizar mano firme pero saber cuando podemos largar la rienda a ese ser humano lleno de hormonas y con un carácter que si nos ponemos a observar, es una mini versión de nosotros cuando éramos adolescentes y le hacíamos la vida imposible a nuestros padres.  (En mi caso no, porque mi hijo mide 1,79 y de mini Ivana no tiene nada, ¡ajajaa!)

Aunque debo confesar que fui una adolescente bastante rebelde sin causa pero obediente, ¡ajaja!, y que no le saqué muchas canas verdes a mi madre; aunque mi hijo es una versión más liberal que yo, porque una sola vez le contesté a mi mamá y nunca más lo hice después de la mirada que me dio (nunca un golpe, ¡por suerte!), pero mi hijo es inmune a mis miradas, ¡aajajaa!  

Damián, mi Retoñor, tiene de rebelde sin causa lo que yo tengo de rubia ojos azules, porque se rebela (me contesta, no quiere hacer nada, me dice “dejame vivir” ¿?) pero al final estudia (el año pasado no se llevó ninguna materia), se porta bien (termina ayudándome y haciendo lo que le pido 500 veces, pero al final obedece), y no me hace quedar mal.

 

Y debe ser que mi madre fue una #madre súper piola, y eso va pasando de generación en generación.