Noche de Crosbel (juego parecido al Scrabbel).

Viernes por la noche.

El Autor de mis días (mi papá), mi hijo el Retoñor, y mi sobri-retoñito, los tres hombres de la casa se juntaron a jugar Crosbel, un juego parecido al Scrabbel. 

 

 

¡No se pueden imaginar lo que fue escucharlos a los tres jugando! (Yo estaba entre la compu, lavando platos, de vuelta a la compu).

La escena podría describirse de esta manera:

Retoñor sentado en la cabecera de la mesa, a su derecha mi papá y a su izquierda mi sobri-retoñito. Tablero, fichas, atriles. Empezaron a jugar y comenzaron:

* a preguntar a cada rato si las palabras estaban bien…

* rezongaban porque les salía cualquier letra y no podían armar palabras…

* mi papá que tardaba tres horas en pensar una palabra (para sacar más puntos, obvio, ¡ajaja!)…

* mi hijo, que es impaciente como yo, apurándolo, y el enano (mi sobri) no se quedaba atrás. Y Damián, que repito: es como yo, haciendo las palabras rapidito y apurando a los otros, o si veía que no formaba nada, decidía perder el turno y cambiaba las letras, ¡jaja!

Algunas de sus preguntas:

Damián: Maaaa, ¿¿¿¿(acá iría palaba que no existía) se puede poner?????

Bruno (mi sobrino): Mami, ¿¿¿puede ser (palabra correcta)???

Mi papá: Negra, ¿¿¿(palabra que solo él puede inventar) puede ser????

   Y yo matándome de la risa y diciendo unas veces que SI y otras que NO… Y si, a veces le pegaban, no vamos a negarlo.

Aparte que son re tramposos, ¡aajajajaa! Pero lo hacen sin maldad che….

La cosa es que yo estaba revisando Twitter, el Reader, chusmeando y buscando páginas en la WEB para escribir mis posts de tecnología en GeeksRoom, y haciendo de diccionario on live - en vivo -, a mis retoños y a mi padre. ¡Ajajaa! Nah, mortal…

Mientras escribo este post (casi la media noche del viernes, es decir casi sábado), están refunfuñando y a cada rato preguntándome “(una palabra) puede ser?????” Y escuchando a mi sobrino perder la compostura y putear porque va perdiendo, ¡aajajajaa! ¡A ese le cobro las malas palabras!

Y que conste que no buscaba en la RAE, ¿eh?, estaban en mi mente las palabras, ¡ajajaaa!, porque tengo que agradecer que me hayan inculcado la buena costumbre de leer desde que tenía 4 años. Y si, aprendí las letras del abecedario con Plaza Sésamo a esa edad, ¡ajaja!, y en mi casa siempre hubo libros de cuentos, Atlas, diccionarios enciclopédicos, libros de todo tipo (Mujercitas, El Quijote, ¡uy!, ¡el Cid Campeador!, que nunca leí porque me pareció un bodrio (lío), jajaaa!); la enciclopedia Lo sé Todo, esa de los tomos rojos inmensos, flaquitos, pero grandotes; libros de Edgar Allan Poe y otros autores grosos (no me acuerdo todos Gente, soy casi un ser humano); Anteojito, Billiken, El Tony, D’Artagnan, Intervalo, Patoruzito, Mafalda, y hasta cometí el sacrilegio de leer Condorito, ¡aajajaa!.  Y ni hablar de la Hortensia que leía a escondidas junto a la revista Humor.

Y muchos que se hacen lo jóvenes van a saber de cuales revistas hablo cuando lean D’Artagnan, Intervalo, El Tony, y una que otra revista de “su época”, ¡ajaja!  

Mi abuelo tenía imprenta y librería, así que tenía de donde sacar libros. Aparte, mi tía abuela tenía Radiolandias, Siete Días, Gente, las viejas Tv Guías y esas fotonovelas que según mi tía Aurora, me decía que eran “prohibidas” porque se daban besos en la boca, ¡ajajajaaa! Si, yo era una metida de pequeña, ¡ajaja! Y como me decía mi abuela: “Ay esta Carinita… Es una intrusa… Mirá lo que está leyendo…” ¡Ajajajaa! UPS… Pero ojo, no había (o yo no encontré, jee…) literatura “prohibida”, aclaro para los mal pensados como yo, ¡jaja!

¡Ya ven que leía de todo! Y lo que sigo leyendo a pesar de estar mucho tiempo en la computadora, ya que de vez en cuando me compro un buen libro y me lo leo de una sentada (cuack!).

Eso si, si bien me encanta jugar al Scrabbel (no al Crosbel, aclaro, pero es lo hay, jajá), no tengo paciencia. Juego con los retoños para entretenerlos un rato, o cuando me retan….  Nooo, no me retan porque me porté mal, retar en el sentido de provocar mi ego leonino, ¡obvio! ¡Ajajaa!

Es como el ajedrez, no soporto que se queden mirando el tablero y pensaaaando que pieza van a mover. Por eso al ajedrez lo juego cuando tengo tiempo, ¡ajajaja! Y sí, sé que es un juego de estrategia y “meditación” porque tenés que hacer las jugadas tuyas y las de tu adversario para saber como ganar la partida, pero suficiente que tenga que pensar cuales de MIS piezas tengo que mover, como para ponerme a pensar en lo que va a hacer el otro…. ¡Ajajaaa! No tengo paciencia, definitivamente.

Y si, soy rara, ya lo saben…

En fin, ya ven que la pasamos bomba en casa… ¡Ajaja!

   ¿La verdad? No me puedo quejar.

 

 

¡Buen fin de semana!

 

 

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