Como buena amante de la música de los ‘80, Phil Collins es uno de mis artistas preferidos.
Si escuchan música, pueden ponerle pausa || al reproductor que está a la derecha, gracias.
Another Day in Paradise es una de las canciones más bonitas que tiene Phil (ah si, yo le digo así, Phil, ¡jajá!), y aunque la letra no tiene nada que ver, ayer tuve otro día en mi Paraíso.
Como todos saben, y si no se enteran, lo más importante en mi vida es mi Retoñor, mi chiquiiiito de 14 años, el viento bajo mis alas…
Siempre digo que, de no haber estado él en mi vida, no hubiera tenido una razón para seguir viviendo después del accidente. Sisisisi, les aseguro que hubiera dejado que se cumplieran las estadísticas que existen con respecto al porcentaje de personas que no sobreviven al accidente que yo tuve de no ser por mi hijo (80% se mueren, y el 20% que sobrevive, por las secuelas termina yéndose a tocar el arpa al otro paraíso, jee).
Todo lo que soporté, 21 cirugías, internaciones y todo lo que todavía me queda por hacer, lo hice, hago y haré por mi hijo y por mí…
En fin, él es la luz de mis ojos.
A pesar de que ya entró de lleno en la adolescencia, hay días que parece que se le olvida y vuelve a ser mi chiquiiiitoo…
Habíamos terminado de almorzar, y yo estaba en el living metida en la laptop y en mirando la tele (multitask, jajá), cuando suena el timbre y siento a Retoñor gritar desde su habitación (en la planta alta):
“¡Dejáaa Maaa, es para mí!”
Eran los compañeros del colegio que venían a buscarlo para ir a la clase de Educación Física.
Baja corriendo las escaleras y cuando veo que se dirige hacia la puerta le digo:
“Besoooo…”
A lo que me contesta, mientras se devolvía:
“Shshshhh, ¡qué se escucha todo, Maaa!”
Y se fue después de darme un beso, ¡más vale!
¿Dónde quedó ese retoñito que me decía esos “Mi corazón está enamorado de vos”, “sos la más linda”, “Tuuu, mi Reiiinaaa”?
Pero luego pasó algo que me hizo ver que sigue siendo, en el fondo, muy en el fondo (jeje), mi chiquiiitooo…
Cuando vuelve de la clase de Educación Física, toca el timbre, le abre la puerta mi sobri-retoñito y siento que dice mientras entra a casa:
¡Arriba las manos! ¡Vengo a robarte unos besos!
Y me agarra de los hombros y me mueve en la silla de ruedas…
Morí de ternura…..
(Aunque no me dio besos pero es como si lo hubiera hecho, ajaja!)
Mi chiquiiito de 14 años, 1,78 m de ternura y cariño que me hizo vivir otro día en el Paraíso…
Y si, soy una #madre babosa, ¿y qué? Y este post me va a costar caro, ¡sépanlo!, ya saben que él es muy low profile, bajo perfil…
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