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adstera

lundi 28 juin 2010

Vientos de cambio… Inevitables, pero necesarios.

Hay una canción de Scorpions que se llama “Wind of change” - Viento de cambio -, y no habla del viento patagónico precisamente…

Compruebo cada día que siempre, aunque no lo queramos, hay vientos de cambio que afectan no solo nuestra vida, si no la de los que viven a nuestro alrededor.

Uy, ¿empecé muy seria? Y bueno, es que tendrán que comprender que a veces en la vida de una madre hay vientos de cambio a cualquier hora y cuando menos lo esperamos.

Les comento antes de seguir que sé que esta entrada puede jugarme en contra porque cuando la lea mi Retoñor acá o en el Facebook, me bannea y me borra de la lista de sus “Amigos” y no me va a aceptar más mi solicitud de amistad. Aajajajaa! Seseee, ya saben que él es low profile, bajo perfil, y que muchas veces me ha “censurado” o me ha editado algunos posts porque está en esa edad en que todo le parece mal y que yo “soy una metida” o “que no lo dejo vivir”. Si, la adolescencia… Santo cielo, a veces lo escucho y me escucho a mí misma cuando era una adolescente, una rebelde sin causa… Jaaa, ya saben que todo vuelve en esta vida.

Ok, ¿a qué viene lo de vientos de cambio y esas reflexiones maternales a esta hora de la mañana, más precisamente a las 7:52 am?

(Si, de lunes a viernes me levanto a las 6:48 para prepararle el desayuno a mi Retoñor y mandarlo al cole, y hoy aproveché y me dediqué a escribir en el blog porque lo tengo medio abandonado, cosas de la vida, vio?)

Paso a relatar los hechos.

Ayer estaba sentada en el living chusmeando en la laptop, luego de haber disfrutado de “escuchar” el partido (si, esa esa es otra “aneda” que pasaré a relatar en otro momento) donde Argentina le ganó a Méjico por 3 a 1 (y déjense de llorar que si bien el 1º gol fue posición adelantada, los otros dos no, así que….).

De repente escucho a mi Retoño, el fruto de mis entrañas, el viento bajo mis alas, y la razón de mi vida hacer la siguiente preguntar: “Abuelo, ¿vos tenés maquinita de afeitar?”

Nah! ¡Me caí de la wheelchair y me volví a levantar! Aaajajaja!

¡¡Mi cielo!! Mi bebé había hecho la pregunta que marcaría el fin de la etapa donde lo llamaba “mi bebé” - a pesar de que me reta cuando lo hago -, para pasar a la etapa donde las cosas se ponen interesantes, la pubertad propiamente dicha.

Me resistía aceptar que a pesar de medir 1,70 m, calzar 44, y actuar de manera adulta en cuanto a aceptar lo del accidente y esas yerbas, ya no era más “mi bebé”, que ahora tengo que empezar a decirle mi hijo… Aunque en el fondo de mi corazón será siempre MI BEBÉ.

Y escuchar al autor de mis días explicarle la ceremonia de afeitarse el incipiente bigote que hacía que sus compañeros lo carguen (le gasten bromas, esos pequeños demonios dijera Homero Simpson), esa ceremonia que marcaría el fin de la niñez para mi Retoñor y el comienzo de la juventud divino tesoro, me hizo ver que los vientos de cambio comenzaron y ya no hay vuelta atrás… Inevitables, pero necesarios.

Obviamente que tuve mi momento ambivalente de la noche, ese que por un lado me hacía alegrar porque mi hijo estaba creciendo y empezando a convertirse en un hombre de bien, y ese otro momento, el de tristeza, el de saber que el tiempo pasa y que ese bebé que hace 14 años sostenía en mis brazos y le prometía amarlo y cuidarlo con mi vida, ya no era más mi bebé, es un joven al que seguiré amando y cuidando con mi nueva vida sobre ruedas - aunque muchas veces sea él el que me cuide, me “empuje” y sea el viento bajo mis alas - en este camino de ser madre e hijo que emprendimos hace 14 años, el viernes 2 de julio a las 13:40 hs más precisamente.

 

Y si, no queda otra que aceptar que aunque no me guste, este viento de cambio ya empezó a soplar y no se va a detener…

 

LionAndCub9 

 

 

 

 

¡Buena semana, Gente!

 

 

nubehappy

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