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mercredi 21 avril 2010

Ponerse en los zapatos del otro…

En mi caso sería, en mis wheels… Ajajaja! crazy2

 

La semana pasada anduve “padeciendo” las veredas y los lugares inaccesibles que tiene mi ciudad. Sé que no es la única, y mal de muchos consuelo de sonsos, pero la verdad que a veces cansa tener que remar contra la corriente, o en mi caso, empujar mi wheelchair por terrenos escabrosos, literalmente, no como una figura poética.

Sé que las cosas no van a cambiar, lamentablemente. Enfrentémoslo, en casi 10 años y a pesar de mis quejas, las cosas siguen iguales.

Eso no quiere decir que no me siga quejando, o que no siga saliendo a pesar de que me amargue cada vez que no puedo entrar a un negocio, o que las veredas están intransitables no solo para una silla de ruedas, si no para el que camina también, pero la realidad apunta hacia otro lado y ya saben que Resignación es mi 2º nombre Ajajajaa! Seguiré “padeciendo” las veredas y la urbanización de mi ciudad.

Y entre tanto tole tole y quejas, me acordé de que un mail que recibí de mi amiga Vero, la genia que diseñó las plantillas de este blog y de Ivy a Gogó!”.

Me lo mandó el año pasado y lo publiqué en esta entrada.

Léanlo, no tiene desperdicio…

Mirá, no había querido contártelo porque tenía miedo de que no te cayera muy bien, pero ahora con todo ese tema, te cuento: tuvimos acá - durante un mes - una silla de ruedas alquilada (por papá) y pasaron dos cosas: que él que tenía que usarla, no la quiso por miedo a no levantarse nunca más de ella.

Y yo, que no tenía otra cosa mejor que hacer, me sentaba en ella todo el tiempo. Y entonces me di cuenta de que las cosas tomaban otra dimensión. Los espacios parecían más pequeños, más estrechos, no era tan fácil como yo suponía doblar para entrar en la cocina, me cansaba los brazos de tanto darle para adelante y para atrás, tenía que mirar a todo el mundo para arriba (sobre todo porque nadie tenía la delicadeza de sentarse para hablar a mi misma altura) y no podía transportar cosas si no era colgando de mi boca, porque al ser gorda y encima no tener práctica, las cosas se me caían del regazo.

Otra sensación fuerte fue cuando miré la escalera de casa y me di cuenta de que no estaba prevista para mi "medio de transporte", y de haberlo necesitado realmente, esos escalones habrían sido un obstáculo infranqueable para salir a la calle. Sobre todo porque son dos escalones, un descanso y a 90 grados, una empinadísima escalera de 19 escalones. Total de escalones: 21 con un ángulo recto. ¡¡¿¿Cómo carajo se supone que voy a bajar por ahí??!!

Y si llego abajo, todavía me falta el escalón de la calle que es bastante alto. Después sí, por suerte, podría acceder a la calle por la bajada del garage (cochera) pero de todos modos, una cosa que "los caminantes" hacen todo el tiempo, quien está en una wheelchair, no puede hacerlo. No importa lo que pase. Pueden gritar: ¡¡Fuego!! que ahí te quedás...

Aunque parezca ridículo, haberme pasado varios días yendo y viniendo en una silla de ruedas, me demostró que no es tan fácil como lo ponen en las películas. El día que pasé más tiempo se me hicieron ampollas en las manos. Claro, me vas a decir, después se hacen callos o podés usar guantes de cuero. Sí, bárbaro, pero nadie tiene "entrenamiento" previo. Nadie sabe lo que es estar en una silla de ruedas, hasta que tiene que estarlo.

Y cuando tiene que hacerlo ya es tarde. Ya no importan las sensaciones que se pueden experimentar en "la simulación". Sensaciones de abrumación total que te llevan a levantarte de la silla y mirarla "desde arriba" para demostrarle que es "prueba superada".

Por lo general, cuando sientan a alguien en una silla de ruedas, es porque no camina, entonces no puede elegir.

Y para el que no puede elegir entre levantarse de ella o no, deberíamos TODOS, en un acuerdo gubernamental sin fisuras de ninguna especie, elegir acceso a todos lados.

Eso era lo que quería decir al respecto.

Un abrazote

Yo, Vero!

 

Y me cito: jojjo

“¿A qué viene todo esto? No lo cuento para que todos vayan a sentarse en una silla de ruedas para "saber" como es el tema, simplemente quise compartirlo con ustedes porque uno nunca sabe lo que le deparará la vida.

No debemos suponer que sabemos lo que el otro está sintiendo hasta, por lo menos, pensar o tratar de mostrar empatía con el prójimo.

Todos tenemos muestras propias batallas, nuestros propios demonios que vencer, alguno que otro "muerto" escondido por ahí, somos seres humanos imperfectos, pero siempre -aunque nos cueste-, tenemos que pensar y "ponernos" en el lugar del otro de vez en cuando...”

 

Debería mandárselo al governeitor para que se ponga las piletas, no?

Ajaja! crazy1 

 

¡En fin Gente! Dicen que la inteligencia es saber adaptarse a las circunstancias, y como mi mamá siempre me decía que yo era muuy inteligente – y yo me la creí, obvio! Ah! Y sigo siéndolo y creyéndolo, eh? ¡Ajajaja! – he demostrado más que adaptación a mi “nueva vida” después del accidente.

 

Porque querer es poder.

 

 

Y más teniendo el viento bajo mis alas.

 

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