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dimanche 2 novembre 2008

El viento bajo mis alas...

Muchas veces, al saber que los pronósticos de cómo iba a quedar por las secuelas del accidente no eran muy alentadores...

Al pensar que iba a ser de mi vida a partir del momento en que saliera del hospital en una silla de ruedas...

Al no estar seguros los médicos de que las cirugías fueran del todo efectivas y que corría el riesgo de entrar al quirófano y no salir...

Cuando el dolor era tan fuerte que mi mente solo quería que parara y si ello requería que dejara de vivir, les aseguro que lo pensaba...

Cuando me despertaba cada mañana en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Fernández, y me venían a sacar sangre, a hacer radiografías, a revisar cada herida, cada hueso, cada lugar de mi cuerpo que había sido afectado por el accidente, yo pensaba que ni a mi peor enemigo le deseaba ese tipo de dolor y sufrimiento.

Cuando parecía que las infecciones en mis huesos se habían ido, pero de repente aparecían en otros huesos y en otros lugares.

Cuando llorando, preguntaba a Dios:

"¿Por qué a mí?"

Cuando cada día parecía tan gris que nada importaba.

Mi mente, que es un arma muy poderosa, entre esa nube de desesperación, de angustia, de dolor...., buscaba en mi memoria algo a qué aferrarme, algo que me diera la esperanza y la fuerza para seguir adelante a pesar del dolor, de la impotencia....

Y entre esa maraña de sensaciones y pensamientos raros, aparecía un pensamiento que podía sobresalir por sobre todos los demás.

Un pensamiento que hacía que mi mente y mi corazón se pusieran en sintonía y que buscaran la manera de sobrellevar todo eso que me estaba pasando, que parecía que nunca iba a terminar....

Un pensamiento que me volvía a la realidad, pero no la que estaba viviendo en ese preciso momento, si no a una realidad que podía hacer funcionar mi fuerza de voluntad a su máximo poder....

Y cuando parecía que todo era desesperación y dolor....

Aparecían en mi mente, un par de ojos castaños brillantes, una naricita perfecta, un pelo suave como de terciopelo, unos hoyuelos perfectos al lado de una boca perfecta que esbozaba una sonrisa perfecta....

Mi hijo.

Por él y para él tenía que salir adelante, tenía que vencer el dolor, vencer la desesperación, aguantar lo que venga; y pensar que si yo no salía de ahí, si yo no me sobreponía a todo lo que me estaba pasando y lo que tendría que pasar, tal vez nunca más iba a poder ver ese ser perfecto que había nacido de mí, a ese ser pequeño y hermoso que cuando me decía mamá  y se reía con esa risa diáfana y ruidosa de bebe, me derretía y me hacía sentir la mujer más feliz del mundo.

Y hoy, después de 12 años de estar al lado de ese perfecto retoño que me hace la mujer más feliz del mundo, puedo decir, como el título de la canción:

Él es el viento bajo mis alas....

 

 

El viento bajo mis alas
Debe haber hecho frío allí en mi sombra,
para nunca tener el sol en tu rostro
Te hacía feliz dejarme brillar, ése era tu estilo,
siempre caminaste un paso por detrás

Yo fui el único con toda la gloria,
mientras tú tenías toda la fuerza.
Una hermosa cara sin nombre durante tanto tiempo
una hermosa sonrisa para ocultar el dolor

¿ Te dije alguna vez que eras mi héroe,
y todo lo que yo quería ser?
Puedo volar más alto que un águila,
porque tú eres el viento bajo mis alas

Puede ser que pases inadvertido,
pero lo tengo todo en mi corazón.
Quiero que sepas que conozco la verdad, claro que la sé,
no sería nada sin ti.

¿Te dije alguna vez que eras mi héroe
Eres todo lo que deseo poder ser.
Puedo volar más alto que un águila,
porque tú eres el viento bajo mis alas

Vuela, vuela, vuela lejos,
me haces volar tan alto.
Vuela, vuela,
tan alto contra el cielo, tan alto que casi toco el cielo.
Gracias, gracias, gracias Dios mío por ti,
el viento bajo mis alas.

Mi retoño es el viento bajo mis alas.

Entrada original Jueves 10 de Enero de 2008.-

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